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Esquizofrenia | Psicología

¿QUÉ ES?
Al hablar de esquizofrenia en realidad no se hace referencia a una sola enfermedad, sino más bien a un grupo de trastornos que tienen elementos  comunes pero difieren en su clínica, respuesta al tratamiento y pronóstico. Se ha avanzado mucho tanto en el diagnóstico como en el tratamiento y cada vez el pronóstico es más optimista.
Los nuevos antipsicóticos resultan eficaces, a la mayoría de los pacientes, en el control de los síntomas y además con escasos efectos secundarios. Un factor muy importante para la buena evolución de la enfermedad es la alianza entre el afectado, su familia y los profesionales que le atienden.
Los trastornos esquizofrénicos afectan al 1% de la población, afecta a ambos sexos por igual, pero el comienzo tiende a ser más tardío en las mujeres. En general estos trastornos suelen comenzar al final de la adolescencia y principio de la vida adulta.
Este trastorno puede impedir, en momentos, reconocer lo que es real, controlar las emociones, pensar con claridad, emitir juicios y comunicarse. En los momentos de crisis, el enfermo puede creer que sus pensamientos, sentimientos y actos más íntimos son conocidos o compartidos por otros y pueden presentarse ideas delirantes. Éste se siente el centro de todo lo que sucede. Pueden aparecer alucinaciones, especialmente las auditivas, que pueden comentar la propia conducta o los pensamientos propios del enfermo, o demandan acciones a éste. La perplejidad es frecuente y suele acompañarse de la creencia de que las situaciones cotidianas tienen un significado especial, por lo general negativo y dirigido contra el propio enfermo.

¿CÓMO ES?
Al contrario de lo que sucede en otras enfermedades, no se dispone de pruebas como  análisis, electroencefalogramas,… que permitan diagnosticar con certeza la esquizofrenia, y su diagnóstico depende del estudio de los síntomas que se observan a través del tiempo. Los síntomas varían de unas personas a otras e incluso, en la misma persona a lo largo del tiempo.

Síntomas iniciales
Normalmente, la esquizofrenia se reconoce por primera vez por un cambio en el funcionamiento social y personal para el que no existe explicación. En tres cuartas partes de los casos, aparecen síntomas inespecíficos y negativos antes del primer síntoma positivo. Estos síntomas iniciales suelen acompañarse de deterioro funcional, es decir, de las funciones realizadas en su vida cotidiana. Los signos iniciales pueden incluir también alteraciones del comportamiento, como ansiedad generalizada, depresión leve transitoria, pérdida de interés o abandono del trabajo y de las actividades sociales que antes eran importantes, suspicacia y un cambio profundo y visible en los hábitos y valores personales como el aseo, la higiene, el cuidado de la vestimenta o la puntualidad.

Síntomas positivos
Las ideas delirantes son falsas creencias de las que la persona está firmemente convencida a pesar de la ausencia de pruebas concretas. Las personas que experimentan delirios pueden creer que son perseguidas, que tienen poderes o talentos especiales o que sus pensamientos o acciones están bajo el control de una fuerza externa. En ocasiones, los delirios tienen un carácter fantástico o extraño.
Las alucinaciones más habituales en la esquizofrenia son las auditivas en forma de voces imaginarias. Las “voces” pueden dar órdenes o comentar las acciones de la persona con esquizofrenia. Otras alucinaciones menos frecuentes consisten en ver, sentir, saborear u oler cosas que no existen.
Trastornos del pensamiento, salta de un tema a otro sin conexión lógica, la sintaxis se vuelve extraña. En algunos casos los pacientes creen que sus pensamientos están siendo controlados o inducidos por agentes extraños.
Comportamiento extraño, algunas personas con esquizofrenia pueden comportarse de forma extraña, transgredir normas sociales (por ejemplo, se desnudan en público) .Pueden hacer gestos raros y muecas o adoptar expresiones faciales incongruentes y posturas extrañas sin razón aparente.

Síntomas negativos
Embotamiento afectivo: las personas con esquizofrenia suelen presentar un estado emocional aplanado, de forma que no responden a lo que pasa a su alrededor. Pueden ser incapaces de reflejar cambios en la expresión facial, los gestos o el tono de la voz, que expresan sus emociones y de no responder a acontecimientos felices o tristes, o bien reaccionar de forma inadecuada.
Pérdida de vitalidad: la esquizofrenia reduce la motivación de las personas y disminuye su capacidad de trabajar o divertirse. Parecen interesarse poco por actividades cotidianas, en casos extremos, descuidan su higiene personal y la propia alimentación. Pueden aparecer indecisión, negativismo y pasividad, mezclados con impulsos súbitos. En casos extremos, el sujeto puede retraerse, agitarse o manifestar estupor sin razón aparente.
Retraimiento social: las personas con esquizofrenia tienen dificultades para hacer y mantener amigos o conocidos; las relaciones íntimas son escasas o inexistentes y el trato con los demás tiende a ser breve y superficial. En casos extremos, se evita de forma activa toda relación social.
Pobreza de pensamiento: algunas personas con esquizofrenia muestran una notable reducción de la cantidad y el contenido de su pensamiento. Rara vez hablan con espontaneidad y contestan a las preguntas con respuestas cortas sin ningún detalle. En los casos más graves, el discurso se limita a frases cortas como “sí”, “no”, “no sé”. Otras personas con esquizofrenia hablan libremente, con un lenguaje comprensible, pero sin transmitir contenido alguno. Contestan las preguntas de forma indirecta, sin ir al grano. En su expresión verbal reflejan asociaciones imprecisas o sin relación entre las ideas, así como cortes incomprensibles y saltos en el hilo del pensamiento.
A diferencia de los síntomas positivos, los negativos constituyen déficits más sutiles del funcionamiento y no suelen reconocerse como síntomas de la enfermedad. En ocasiones, los familiares u otras personas los interpretan erróneamente como signos de pereza. Los síntomas negativos también pueden deberse a una depresión (que puede manifestarse a la vez que la esquizofrenia) o constituir la respuesta a un ambiente poco estimulante (como una estancia prolongada en el hospital) o presentarse realmente como efectos secundarios de algunos antipsicóticos. Suele ser difícil determinar si los síntomas negativos forman parte de la propia esquizofrenia o son el resultado de este otro tipo de problemas. La mayoría de las personas con esquizofrenia sólo tiene algunos síntomas positivos y negativos en un momento determinado. Normalmente, el tipo y la intensidad de los síntomas varían sobremanera en el transcurso de la esquizofrenia y de una persona a otra. Algunos pacientes no experimentan nunca alucinaciones, otros no padecen delirios y los hay que no tienen síntomas negativos mientras que otros los sufren en todo momento.

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA ESQUIZOFRENIA?
Aunque no se conocen las causas exactas de la esquizofrenia, parece que diversos factores aumentan el riesgo de padecer la enfermedad. Estos factores interactúan e influyen en el desarrollo y la evolución del trastorno de forma que la importancia de unos y otros varía en función de las diferentes etapas del desarrollo del individuo. Una serie de factores genéticos y complicaciones en el embarazo y el parto pueden influir en la predisposición del recién nacido a padecer la enfermedad. El momento de la vida en que se inicia la enfermedad depende del grado de vulnerabilidad de la persona y de su exposición a diferentes tipos de estrés. Los factores de estrés desencadenantes pueden tener una naturaleza biológica o social. La drogadicción por sí sola no causa esquizofrenia pero puede precipitar su inicio en alguien susceptible a padecerla.

Tratamiento de la esquizofrenia
Las perspectivas para los pacientes con esquizofrenia han mejorado notablemente. Los nuevos antipsicóticos ayudan a controlar los síntomas del trastorno y causan menos efectos secundarios. Es muy importante seguir el tratamiento, ya que la toma de la medicación puede evitar la aparición de nuevos brotes, lo que conlleva una mejora en la calidad de vida del paciente. La psicoeducación y otras intervenciones psico-sociales ayudan al paciente y a sus familiares a manejar el trastorno de manera más efectiva, a reducir la disfunción social y laboral y a aumentar la reintegración social.
Generalmente se presenta en adolescentes y adultos jóvenes.
La evolución del trastorno se caracteriza por una gran variabilidad, y no es inevitablemente crónico y deteriorante. Un porcentaje de casos evoluciona hacia una buena calidad de vida.